domingo, 26 de julio de 2009

Yo quisiera quedarme en ese mundo apretado en las paredes celestes de la infancia, arrebujada en un aire que se disuelve con el calor del verano.
Yo quisiera caminar por los senderos cuidados por ángeles guardianes, segura y preocupada solamente por el horario de la sopa de las muñecas, inventando nombres para llamar a las luciérnagas, buscando las pilas que encienden a los bichos de luz, durmiendo con un sueño de acompasada respiración y manos apoyadas en las sabanas sin crispación,
como flores.

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